miércoles, 21 de septiembre de 2011

De los excursionistas a los veraneantes

Como vimos en el anterior post, la historia de Moralzarzal está vinculada a las corrientes higienistas y a la idealización (¿fascinación? ¿mito?) que se generó en el seno de la burguesía y las clases cultas madrileñas en torno a la salubridad y tranquilidad de la Sierra de Guadarrama.

Además del impulso que supuso la buena fama de las aguas de Moralzarzal, nuestro pueblo también creció al rebufo del interés científico y los primeros excursionistas que empezaron a ver la Sierra de Guadarrama con otros ojos.

El interés por la Sierra de Guadarrama se había iniciado en las últimas décadas del siglo XIX, y partía de un grupo selecto y minoritario de científicos e intelectuales. Mientras que los entomólogos recorrían la Sierra en busca de nuevas especies para la ciencia, los geólogos y botánicos, nacionales y extranjeros, buscaban restos de glaciarismo y recolectaban plantas. Esta corriente de descubrimiento de la Sierra de Guadarrama como espacio para el ocio, el deporte y el estudio de la naturaleza fue coetáneo con el movimiento pedagógico representado por la Institución Libre de Enseñanza encabezada por Francisco Giner de los Ríos. Esta institución acogió y promovió las primeras inquietudes excursionistas, por lo que desde un principio el excursionismo en Guadarrama tuvo una dimensión educativa muy característica.

En 1886 se fundó la Sociedad para el Estudio del Guadarrama, en 1893 la Sociedad Española de Excursionismo, y a principio del siglo XX la Sociedad Gimnástica Española, la Sociedad Militar de Excursiones o la agrupación Peñalara “Los Doce Amigos”. En 1908, el mismo año de la creación del Club Alpino Español, el discípulo de Giner de los Ríos, Bernardo de Quirós,“descubre” la Pedriza de Manzanares, visitada antes sólo por cabreros, bandoleros y algún ocasional geólogo.
Noticia aparecida en el diario La época de 7 de enero de 1912, donde relata diversas vicisitudes de los jóvenes "con el atrevido propósito de escalar la cumbre de Peñalara, en plena nieve".

Y el descubrimiento de la sierra y sus virtudes, el nacimiento del excursionismo, trajo consigo un nuevo fenómeno que empezaría a influir de lleno en el crecimiento urbanístico de los pueblos situados en las faldas de la montaña madrileña, incluido Moralzarzal.

En el primer tercio del siglo XX, hasta el comienzo de la Guerra Civil, la nueva costumbre del veraneo fue un motor de la creación de nuevo núcleos estables de viviendas temporales para pasar los fines de semana y los veranos huyendo de los calores de la capital. Como en el caso de los agüistas y los excursionistas, quienes primero se apuntan a la moda del veraneo son la burguesía y la aristocracia.

Aunque el nuevo fenómeno de los veraneantes empezó su capacidad transformadora del paisaje en lugares donde llegaba el ferrocarril (el caso más cercano lo tenemos en Collado-Villalba, cuyo pueblo fue pronto superado por Villalba-Estación), el fenómeno se propagaría a los núcleos de población colindantes. Las urbanizaciones se llamaban “colonias veraniegas” y las nuevas casas o chalets eran nombrados como “hoteles” o "villas", que recibían nombres que reflejaban en algunos casos su función recreativa (en Moralzarzal tenemos algunos buenos ejemplos: El Encanto, Villa Sol, La Madriguera, etc.) Y estas primeras colonias y hoteles se construyen en El Escorial, Guadarrama, Cercedilla, San Rafael, El Espinar, Collado Mediano, Villalba o La Granja.

A partir de la cartografía del Instituto Geográfico Nacional de los años 1923 y 1945 hemos intentado establecer el comienzo y la dimensión de este fenómeno en Moralzarzal. Si bien el periodo que estamos analizando es anterior a la Guerra Civil española, consideramos que el mapa del IGN de 1945 es una aproximación más certera a la situación urbana con anterioridad a este acontecimiento. 

Detalle de la hoja del mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional del año 1923 donde se observan las nuevas construcciones  u "Hoteles" a la derecha del casco histórico de Moralzarzal






Detalles de la hoja del mapa escala 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional del año 1945 donde se observa el "Hotel" construido al final de la línea del ferrocarril de El Berrocal y el Hotel Santillana, más conocido como Casa de Torrego o del Marques de Torrelaguna, en las proximidades de Cerceda.

Como vimos en el post del 29 de mayo de 2011 (La inexistente unión entre Moral y Zarzal), los mapas del núcleo urbano de Moralzarzal de 1891 y 1918 no muestran en este periodo una expansión en superficie ni un mayor volumen edificado en el núcleo urbano de Moralzarzal. 

Pero un nutrido grupo de viviendas construidas por los veraneantes antes de la guerra civil se construyeron en fincas situadas en el interior de la trama urbana original, el casco histórico. Sería el caso de las villas que todavía existen en  la Calle de la Iglesia.




Nombres de las villas u hotelitos construidos en la Calle de La Iglesia.
Fotos: Miguel Ángel Soto

Además de estas nuevas construcciones en el "casco histórico", y como vemos en el siguiente detalle cartográfico de 1945, el crecimiento del núcleo urbano de Moralzarzal generado por la nueva demanda se produjo en un primer momento en el triángulo formado por la Avenida de la Salud (en el antiguo "Cerrillo de La Fragua"), la Calle de las Eras y la Calle de España. Posteriormente la expansión de las nuevas construcciones se realizo a lo largo de la calle Antón, en las calles colindantes con la Iglesia y enfrente de El Raso.

Detalle de la hoja del mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional del año 1945. Además de un mayor número de construcciones en torno a las Calle de las Eras, ha desaparecido la referencia a "Hoteles" y empiezan a aparecer nuevas construcciones a lo largo de la actual Calle Antón.

¿Y quienes estaban interesados en Moralzarzal y empezaban a vivir en estos "Hoteles"? 

En el año 1925 la colonia de veraneantes en Moralzarzal estaba compuesta por algunos personajes relevantes de la vida social, económica y política de la capital, y dicho colectivo colaboró económicamente para el cierre de la finca de El Raso con el objeto de celebrar allí las fiestas veraniegas, según recoge el historiador Jesús Martín en su libro Historia de Moralzarzal. Además de algunos “importantes” como el médico de Moralzarzal, Carlos de España, se encontraban vocales de la Junta Directiva de la Unión Mercantil de Madrid, el futuro Secretario General de Correos y Telecomunicaciones (en el periodo 1940-1942), un torero, numerosos militares, algunos de cuerpo de farmacéuticos del Ministerio de la Guerra, altos funcionarios de Hacienda, etc.

El personaje más relevante fue sin duda Manuel Portela Valladares, gobernador general de Cataluña (marzo-abril de 1935) y ministro de la Gobernación en dos ocasiones. A finales de 1935 fue Presidente del Gobierno de la II República, dirigiendo un gobierno centrista hasta febrero de 1936. Fue durante estos años convulsos previos a la Guerra Civil cuando eligió Moralzarzal para descansar y pasar los fines de semana, en un “Hotel” que alquiló en la calle de la Salud.

Pero en este post merece destacarse entre los veraneantes ilustres a Manuel Ontañón, que formó parte de la Junta Directiva de la Institución Libre de Enseñanza y fue profesor de esta institución en las colonias infantiles de verano de 1918, 1919 y 1930. Sólo añadiremos un dato más al interés de este movimiento educativo y excursionista por esta zona de la sierra: uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, Manuel Bartolomé Cossio, murió en Collado Mediano en 1935.

La historia del excursionismo madrileño es en buena parte la historia de la Sierra de Guadarrama, y los primeros excursionistas fueron los miembros de la Institución Libre de Enseñanza, algunos de los cuales eligieron Moralzarzal como lugar de veraneo. Todo un honor.







Nombres de dos de las villas u hotelitos construidos en la Avenida de La Salud. 
Fotos: Miguel Ángel Soto




Nombres de dos de las villas u hotelitos construidos en la Calle de las Eras. 
Fotos: Miguel Ángel Soto

Fuentes utilizadas:
  • La Época, 7 de enero de 1912.
  • CASADO DE OTAOLA, Santos (1997). Los primeros pasos de la ecología en España. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Serie Estudios. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
  • MARTÍN, Jesús. (2007). Historia de Moralzarzal. Ayuntamiento de Moralzarzal
  • Hoja 508 (Cercedilla) del mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional, años 1923 y 1945.
  • BERNARDO DE QUIRÓS, Constantino. (1905). Peñalara. La Productora de Ediciones-El Museo Universal. Edición Facsimil 1992.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Buscando a los agüistas de Moralzarzal

Seguimos dándole vueltas al tema del último post, el manantial y balneario de La Fe del Portillo de La Mina.

En aquellos años de principios del siglo XX, a los que gustaban de tomar las aguas en los manantiales de aguas minero-medicinales, generalmente gente pudiente, se les llamaba “agüistas”. ¿Y cómo eran los agüistas de nuestro balneario de Moralzarzal?

Todavía no los hemos encontrado, pero sabemos de que pelo eran y como gozaban los visitantes que acudían a los establecimientos de la “competencia”, los dos balnearios que había en el pueblo de Guadarrama: La Porqueriza y La Alameda.
Detalle del mapa del IGN de 1923 donde se puede observar el manantial de La Porqueriza y la Colonia del Doctor Rubio (arriba a la izquierda y centro) y el Balneario de La Alameda, en el mismo pueblo de Guadarrama.

Pero empecemos por el principio. Entre 1877 y 1898 se produjo la época de esplendor y madurez de la hidrología médica en España. Esta ciencia aplica las cualidades de las aguas minero-medicinales para resolver los problemas de salud. Los avances científicos, en especial los análisis químicos, permitió que el sistema de salud se institucionalizada e, incluso, se convirtiera en una moda y un símbolo de estatus social.

Las iniciativas empresariales para construir balnearios en la Sierra de Guadarrama estuvieron promovidas por la burguesía y la aristocracia madrileña. El balneario no sólo era un centro sanitario, era un lugar de encuentro, de vida social, con pautas de comportamientos establecidas y saludables.
Tertulia de los distinguidos agüistas de La Porqueriza. Foto: revista El Gráfico, 1904. 

Y aunque en la Sierra de Madrid no existía la tradición y la historia de otras regiones españolas, donde las termas y fuentes romanas habían derivado en populares y afamados balnearios, la montaña madrileña se empezó a exaltar como espacio para la salud y el bienestar. La salubridad se convirtió en estos años en el espejo donde se miran los madrileños y la prensa exalta las virtudes y milagros del aire y los paisajes de la sierra. Todo ello repercute en la creación de sanatorios, residencias y manantiales de salud, manantiales donde se embotellaban aguas con propiedades curativas y en cuyas cercanías se ofrecían estancias en bellas colonias con encanto

El ferrocarril tuvo una incidencia clave en el desarrollo de este tipo de establecimientos. Durante muchos años, allá a donde llegaban los caminos de hierro, se convertían en el medio de transporte de elección para los agüistas, sin otro posible competidor. En el año 1861 se inauguró el ferrocarril de Madrid al Escorial, pasando por Villalba, y el negocio floreció.En las siguientes  décadas se descubrieron, registraron y declararon de utilidad pública varios manantiales.

Detalle de la provincia de Madrid del Mapa y Consultor Estadístico Hidro-Mínero-Medicinal de la Península Ibérica, editado en 1903, en el que aparecen detallados los balnearios de La Porqueriza y Guadarrama y su conexión con la estación de tren de Villalba.  

Una década más tarde, la guía descriptiva de los ferrocarriles españoles de 1913 (una especie de guía Michelín pero de ferrocarriles) mencionaba que la estación de tren de Villalba es punto de acceso a los balnearios de La Alameda (9 km) y aguas de La Porqueriza (12 Km), ambos en Guadarrama, y la de Moralzarzal (10 Km).

El origen de la fama de estas aguas es incierto. En La Porqueriza, por ejemplo, circuló la leyenda de una sanación de una piara de cerdos (otros fuentes dicen que el milagro obró en un perro) en los lodos de la fuente. El caso es que de la moda y las nuevas tendencias higienistas se pasó a la exageración y la propaganda. La revista El Gráfico publicó el 10 de agosto de 1904 un extenso artículo sobre las aguas de La Porqueriza, en Guadarrama, en que se afirma que las aguas de este manantial “podían competir con otras muchas de gran nombradía”. El artículo alababa las virtudes de la vida en la colonia veraniega: “Aromas de flores que embalsaman el aire salutífero de la montaña, adorable quietud que tanto place después del agitado torbellino de la vida cortesana, deliciosa temperatura, buena instalación, cocina excelente; todo contribuye a que los meses estivales transcurran en la Colonia con la rapidez y el encanto de un sueño color de rosa”.
Anuncio de la Colonia del Doctor Rubio, cerca del manantial de La Porqueriza (Guadarrama) 
en el diario ABC del 9 de junio de 1908

Del Balneario de La Alameda, también en Guadarrama, el ABC del 28 de junio de 1906 publicó un propagandístico artículo en el que se decía “que el servicio esmeradísimo y la comodidad que representa tener el magnífico manantial dentro del balneario, hacen que, sin disputa, pueda calificarse como uno de los mejores de España“siendo las aguas más radioactivas de España”.
Anuncio sobre el balneario de La Alameda (Guadarrama) en El Liberal del 4 de enero de 1906.


No acababan aquí las hipérboles. En otro artículo exaltando las virtudes de este último balneario, el ABC del 1 julio de 1906 escribía que “pocos lugares habrá en España más pintorescos; pues el balneario está situado en una de las mayores alturas de la sierra de Guadarrama”. Ese mismo año, pese a haber transcurrido tan solo 8 meses desde su inauguración, los propietarios ya habían obrado milagros, pueshan logrado felicitaciones y enhorabuenas expresivas de enfermos curados y de los médicos de todas partes que han tenido ocasión de conocer el prodigioso efecto de las aguas de La Alameda.

Agüistas tomando las aguas en el manantial de La Porqueriza en 1904. 
Foto: revista El Gráfico, 1904
Imagen actual del manantial de La Porqueriza. Foto: Miguel Ángel Soto

En este contexto empresarial, donde la prensa se hace eco del interés de las clases acomodadas por las virtudes de las aguas de la Sierra de Guadarrama, la Estadística Minera de España informa en 1911 del manantial de agua medicinal arsenical ferruginosa titulada La Fe, en el Portillo de la Mina, Moralzarzal. Según el autor, que ha visitado el establecimiento (ver anterior post) numerosos expertos y análisis químicos alaban la calidad de las aguas de este manantial, llegando a afirmar la publicación que “atendiendo a su mineralización (el manantial) podía citarse entre los más notables de Europa y ocupar, con justicia, la atención del mundo científico”.
Ruinas del balneario del Portillo de La Mina, en las proximidades del manantial minero-medicinal de La Fe.

En 1911 todavía no había abierto el balneario de la Fe, sólo funcionaba la embotelladora de aguas minero-medicinales. Pero, curiosamente, fue el establecimiento que permaneció abierto durante más tiempo, al menos entre 1893-1930. La Declaración de Utilidad Pública es anterior a la de las aguas de La Porqueriza o La Alameda y todo parece indicar que el establecimiento seguía abierto incluso cuando los balnearios de Guadarrama ya estaban cerrados.

Pero nuestro balneario era modesto y en nada se parecía a los de Guadarrama. Observando las ruinas del edificio donde ¿pernoctaban? los agüistas es obvio pensar que éstos no gozaban de los lujos y el glamour que ofrecían las instalaciones competidoras. Mientras los agüistas de los balnearios de Guadarrama llegaban en coche desde la estación de tren de Villalba, los de La Fe tenían que subir en caballerías hasta el Portillo de La Mina; si en La Porqueriza tenían un cocinero francés, es fácil pensar que el menú en La Fe no alcanzara ese rango; los agüistas de los balnearios de Guadarrama se entretenían en amenas tertulias, en el casino y los niños jugaban al “croquet”, ¿cómo se entretenían los agüistas de la humilde montaña cebollera?

Según la propaganda oficial, el Marqués de Grijalbo, la Condesa de Valmaseda, distinguidos sportman del momento y famosos cronistas (periodistas) de la época acudían a Guadarrama ¿Pero que tipo de personajes se tomaban las aguas de La Fe?


Detalle del reportaje de la revista El Gráfico sobre los agüistas de La Porqueriza. Puede observarse en la foto de la izquierda  a los agüistas acercándose en burros a beber el agua desde la Colonia del Doctor Rubio y, a la derecha, el coche que conectaba la estación de tren de Villalba con la Colonia.

El Portillo de La Mina, montaraz y solitario, era más espartano, más monacal, más austero. El propietario, construyó un acceso al pozo con fuertes muros de piedra donde los agüistas podían bajar a tomar las aguas bajo un techado. Pero quizás estemos especulando demasiado....
Muros que contienen el pozo donde los agüistas del balneario de La Fe bajaban a tomar las aguas. Foto: Miguel Ángel Soto

Hay algo frustrante en esta historia. Las aguas de Moralzarzal, a diferencia de las de Guadarrama, tenían una larga tradición: la Fuente de la Salud, que se remonta, al menos, hasta el siglo XVII (ver post del 4 de junio). Además, fuimos los primeros, ya que los dos primeros manantiales en descubrirse y declararse de utilidad pública fueron los del Portillo de La Mina: La Fe y la Fe Perseverante (ver post del 4 de agosto). Moralzarzal partía con ventaja dada la fama de sus aguas y su pronta iniciativa empresarial, pero Guadarrama tenía mejores comunicaciones. Una putada.

Lo cierto es que el manantial y balneario de La Fe ayudó sin duda a propagar las bondades de Moralzarzal como lugar de veraneo: buenos accesos a Madrid a través de la estación de tren de Villalba, buena fama de sus aguas y paso obligado de los excursionistas que se dirigían a La Pedriza.

Excursionistas...ese será el motivo del próximo post.



Fuentes utilizadas:
  • Mapa y Consultor Estadístico Hidro-Mínero-Medicinal de la Península Ibérica, 1903. 
  • Revista El Gráfico, 10 de agosto de 1904.
  • El Liberal, 4 de enero de 1906.
  • ABC del 28 de junio de 1906.
  • ABC del 1 julio de 1906.
  • ABC del 8 de julio de 1908.
  • Estadística Minera de España, 1911.
  • Guía descriptiva. Compañía de los Caminos de Hierro de España. Verano de 1913.
  • Martín, J. (2007). Historia de Moralzarzal. Ayuntamiento de Moralzarzal
  • Hojas 508 (Cercedilla) del mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional, año 1923.
  • Esplendor de la hidrología médica Española. Historia de la Sociedad Española de Hidrología Médica. Siglo XIX. Balnea nº 69, 2006, núm. 2: 61-71.