lunes, 31 de octubre de 2011

El sitio de mi recreo

Con motivo del Año Internacional de los Bosques, que se celebra durante 2011, un amigo que estaba preparando un libro sobre bosques me pidió un texto donde explicara cuál era el bosque que más me gustaba, cuál era mi bosque preferido. Después de pensar y darle varias vueltas al asunto, y pese a conocer espectaculares bosques en muchos sitios de España, me di cuenta que el monte que más me hace disfrutar es el que tengo más cerca de casa, el conocido como "Ladera de Matarrubia".

Al texto que envié a mi amigo en su día le he sumado algunos datos y fotos sobre el monte Matarrubia. Aquí va la explicación.

Los pinares de repoblación que forman la Ladera de Matarrubia tapizan las laderas Este y Norte del cerro de Cabeza Mediana, también denominado Cerro del Telégrafo. Panorámica tomada desde el Polígono de la Encinilla. Foto: Miguel Ángel Soto

Mi bosque ideal tiene nombre, se llama Ladera de Matarrubia, y es uno de los 3 montes propiedad de Moralzarzal, junto con la Dehesa de Abajo (o Vieja) y la Dehesa Nueva. Tiene varias medallas: es desde hace más de un siglo un “monte de utilidad pública” y fue considerada  “zona de transición” en el borrador del Plan de Ordenación del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Pero no son sus medallas lo que hacen de mi bosque un sitio especial. Lo prefiero frente a otros porque es el que está a lado de mi casa. Es, como decía Antonio Vega, “el sitio de mi recreo”.
Cartel a la entrada del monte "Ladera de Matarrubia". Foto: Miguel Ángel Soto

Para aclararnos. Cabeza Mediana es el nombre original del monte, que por estar coronado por una torre telegráfica también se denomina Cerro del Telégrafo. Cabeza Mediana tiene superficie perteneciente a cinco  términos municipales: Moralzarzal, Collado Villalba, Alpedrete, Collado Mediano y Becerril.  Cuatro de estos cinco trozos de terreno municipal están declarados montes de utilidad pública. El monte Matarrubia, perteneciente a Moralzarzal, es el más grande y con mayor superficie arbolada de los cinco montes que tapizan Cabeza Mediana.  La pequeña cuña perteneciente a Collado-Villalba, por su escasa entidad y por no estar declarado de utilidad pública no lo tendremos en consideración.

GRUPO DE MONTES QUE CUBREN  EL CERRO DE CABEZA MEDIANA

Nombre
Nº del catálogo de MUP
 Término
Municipal
Fecha  incorporación al catálogo
Superficie

Cabeza Mediana
3
Becerril
1901
64
Ladera de Matarrubia
21
Moralzarzal
1901
489,97
Cañal, Ladera y Entretérminos
26
Alpedrete
1901
287,57
Monterredondo
35
Becerril
1901
150

Fuente: Montes de Utilidad Pública de la Comunidad de MadridSerie Técnica del Medio Natural nº 1. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, 2007.


El monte Ladera  de Matarrubia se encuentra formando parte del Cerro del Telégrafo o Cabeza Mediana, 
en el límite Oeste del término municipal de Moralzarzal.

Aunque el monte ha sido propiedad de los vecinos desde antiguo, la mayoría de sus árboles no tienen más de 50 años. Son fruto de las repoblaciones forestales realizadas a partir de mediados del siglo XX. El bosque original, un encinar con enebros, se recupera lentamente tras siglos de persecución. Pero todavía hoy es posible intuir en mi monte las heridas del pasado, que es también la historia común del paisaje forestal español. Mi bosque ha sufrido el paso del fuego en demasiadas ocasiones. A veces por las guerras - fue territorio fronterizo durante la Reconquista- y muchas veces por la costumbre de los ganaderos de usar el fuego para la “regeneración de pastos”. Por mi monte pasaron rebaños de ovejas trashumantes durante siglos y de mi monte salió la leña que los pueblos debían entregar a la Villa de Madrid por mandato Real. Además de la leña, el carbón vegetal y la madera necesaria para la vida del pueblo, incluida la construcción de las casas del pueblo, de mi monte salió la madera para entibar y arrancar el mineral de las viejas minas de plata que se explotaron durante los siglos XVI y XVII. El agua de sus manantiales fue canalizada para dar agua potable al pueblo. Debido a estas “responsabilidades”, mi bosque no era tal a mediados del siglo XX, sino un erial, un terreno yermo, sin árboles. Y aunque ya a finales del siglo XIX hubo intentos de repoblar el monte, el fuego siguió siendo el enemigo número uno.

Antonio Zárate entre los restos de algunas de las construcciones (apriscos de ganado, colmenares, viviendas) que se pueden localizar en el interior del monte Ladera de Matarrubia. Foto: Miguel Ángel Soto

Me gusta mi monte porque tiene sitio para todos. Corzos, jabalíes, conejos, búhos reales y varias especies de águilas conviven con animales y plantas más pequeños pero no menos importantes. Los seres humanos y sus animales domésticos también tenemos sitio. Los pastos están arrendados a los ganaderos, y las vacas rumian en el paisaje todo el año. Los cazadores, que se encargan de repoblar el monte de conejos, patrullan el monte entre octubre y enero. Varios apicultores tienen sus colmenas en los bordes del monte y sus abejas son las responsables de la polinización de muchas plantas. Los amantes de las setas nos adentramos cada año en la espesura a buscar, y a veces encontrar, champiñones, níscalos, parasoles.... Paseantes y deportistas, a caballo, bicicleta o a pié, disfrutan de sus caminos o preparan su próxima maratón. Grupos de niños construyen cabañas, o aprenden a amar la naturaleza buscando ranas y culebras. Ejecutivos agobiados por el trabajo se pierden en el monte necesitados de sentir el crepitar de la pinocha bajo sus pies o el olor de los romeros, las jaras y los enebros. Cuando hay trabajos forestales, la leña está a disposición, gratis, de los vecinos. Durante muchas décadas, el granito del monte fue utilizado por la industria de la cantería tan renombrada en esta parte de la Sierra. Mi bosque es muy generoso, siempre lo ha sido.

Vacadas en el Monte Matarrubia. Foto: Miguel Ángel Soto

Ir al monte con mis hijos y mis vecinos es uno de los principales placeres que tengo. En los últimos años hemos plantado algunos fresnos junto a un arroyo y en verano vamos a regarlos. Nos gusta ayudar al bosque a reponerse de sus heridas. A veces también voy solo. Y en estos momentos intento parar de pensar, dejándome invadir por los colores, las formas, los aromas, la brisa y el perfil ondulado de la Sierra de Guadarrama. Me dejo abrazar, me tumbo y siento las caricias de las hojas y la hierba,... pongo mi cabeza sobre la tierra y escucho.

Vista panorámica de Cabeza Mediana desde el Cerro de Las Minas. Foto: Miguel Ángel Soto

Mi bosque preferido, la Ladera de Matarrubia, es un bosque animado. Es un espacio vivo, cambiante y humanizado. El pasado año la Comunidad de Madrid elaboró un Plan de Gestión para eliminar la excesiva densidad de árboles, ya que la repoblación ya se ha establecido y es necesario reducir el número de árboles y favorecer a los mejores que necesitarán más espacio. Y así se reduce el riesgo de plagas e incendios. Otro cambio de cara, nuevamente para mejor. Y la máquina de la evolución, ayudada por el hombre, reponiendo mi bosque de las profundas heridas de su dilatada historia.

Mi monte preferido sólo teme a su peor enemigo, el fuego. Si llega, Dios no lo quiera, tendríamos que volver a empezar de cero. Pero creo firmemente que mi bosque volvería a renacer de sus cenizas para seguir ofreciendo a los vecinos todo lo que tiene. Lo sé por que lo he visto, y porque lo he sentido un día que puse mi oído sobre la tierra.

Estas son mis razones, pero estoy seguro que los que pasean y disfrutan la Dehesa Vieja, la Dehesa Nueva o cualquier otro entorno natural de nuestro pueblo también tienen sus buenas razones para amar su particular “sitio de mi recreo”. Y para defenderlo. 

Por cierto ¿alguien sabe que significa Matarrubia?