lunes, 7 de octubre de 2013

Las piedras hablan en la Dehesa Vieja de Moralzarzal

El término  “dehesa” procede procede del latín tardío, el vocablo "defensa",  que significa tanto defendida como prohibida.

Según el diccionario de Corominas, los primeros textos que hacen referencia a la voz "dehesa" son del año 924, aunque con anterioridad existían Leyes visigodas con un término referido al acotamiento de fincas, el llamado pratum defensum, seguramente tomado de los romanos.

En nuestro contexto geográfico, la utilización del término “devesa o dehesa” para un predio comunal como la Dehesa Vieja, nos habla del permiso concedido a los vecinos de Moral y Zarzal en el siglo XVI por parte de los Mendoza, señores del Real de Manzanares, para acotar y cerrar las fincas ante los privilegios de los que disfrutaba el Real Concejo de la Mesta. Y, como ya hemos hablado en este blog, no fueron pocos los conflictos entre los trashumantes de La Mesta y los habitantes de Moral y Zarzal  en la defensa de su espacio vital. Aún hoy, la Dehesa Vieja sigue siendo una de las mejores fincas de pastos de todo el término municipal.

Fotografía aérea de la Dehesa Vieja  y Robledillo de 1983. 

Ya hemos escrito en este blog sobre la necesidad de proteger y mantener los usos tradicionales de la Dehesa Vieja y sobre como los procesos desamortizadores del siglo XIX cambiaron los usos y el destino de gran parte de los montes comunales de Moralzarzal. Hoy nos dejamos llevar por la mirada más que por la hemeroteca. El paisaje también habla.

El cerramiento y defensa de la Dehesa de hizo con material de la zona, la piedra granítica, piedras que todavía hoy nos hablan del pasado y, lamentablemente, del presente.
Muro del monte Robledillo, uno de los dos que forman el monte de utilidad pública "Dehesa Vieja y Robledillo", números 20-22 del catálogo de montes de utilidad pública. 
Como podemos ver en la anterior fotografía, algunos muros de la Dehesa cuentan con "brincaredas", piedras que sobresalen sobre el muro y que se utilizan como un peldaño de escalera para cruzar de una finca a otra. 

Antiguo portillo o puerta de la Dehesa Vieja en la carretera de Cerceda. Es justo en este punto donde la Cañada Real Segoviana bordea durante un tramo la Dehesa Vieja por su fachada oriental. Al fondo La Maliciosa.

Sabemos por las actas municipales que la Dehesa Vieja de Moralzarzal se cultivó en años de hambrunas, seguramente de trigo/cebada y lino. Y de este cultivo quedan señales de la parcelación a la que se sometió la dehesa.

Línea de mojones en la llanura central de la Dehesa Vieja
Alineación de mojones de piedra en la zona Oeste de la Dehesa Vieja
Alineación de mojones en la zona central de la Dehesa Vieja

Alineación de mojones de piedra en la zona Este de la Dehesa Vieja
La Dehesa Vieja también sirvió para la extracción de piedra, tanto para construcción local como para la venta a través de la sociedad de canteros y el tren de la piedra que funcionó durante buena parte del siglo XX.  Y de este pasado quedan buenas muestras en la Dehesa en forma de viejas canteras, hoy interesantes espacios para la fauna.

Antigua cantera de granito en la Dehesa Vieja, cerca de la Urbanización Peñazarzal. 
Cantera de granito en la Dehesa Vieja. 
Aunque de carácter estacional, la Dehesa Vieja es recorrida por el Arroyo de la Villa de Fuentidueña, nombre curioso que alude, suponemos, a la vecina localidad segoviana. Dicho arroyo recoge también las aguas que desde el Monte Matarrubia trae o traía el Arroyo Grande.

Los inviernos y primaveras lluviosas hacen que el suelo de la Dehesa Vieja se sature de agua, por lo que una vez colmados los acuíferos, los arroyos desaguan naturalmente el sobrante. Por algo la Dehesa Vieja es fundamental para la regulación del ciclo hidrológico, y por eso es necesario mantener su actual régimen de usos.

Con tanta agua,  ganaderos, agricultores y canteros tuvieron que ingeniárselas y construir un pequeño puente formado por varias piedras, una de ellas muy alargada, para poder sortear esta dificultad. Este pequeño puente sigue cumpliendo su función es los momentos del invierno y la primavera en que el arroyo lleva más agua.

Puente de piedra obre el Arroyo de la Villa de Fuentidueña.
En el último año hemos visto con sorpresa las excesivas (por faraónicas) obras de canalización que ha llevado a cabo el Ayunamiento de Moralzarzal para "mejorar" la entrada de las aguas del Arroyo Grande en la Dehesa Vieja. Como si fuera un río mayor, un gran río, han creado unas escolleras y han generado una vaguada artificial para que el arroyo fluya, cuando lo natural es que se explayara por la Dehesa. Piedra si que han gastado, si...
Obras de canalización del Arroyo Grande en el interior de la Dehesa Vieja
Sigamos con las piedras, con el granito berroqueño de la Dehesa, y a las combinaciones que encontramos entre éstas y los árboles.
Esta piedra quedó atrapada en la base de un fresno.
Una vez que la semilla del fresno se hace fuerte entre las piedras del granito..... 
El agua ha pulido piedras y raíces en el Arroyo de la Villa de Fuentidueña.....ahora se confunden.


Además, de las viejas canteras y las modernas canalizaciones fluviales, nos encontramos en la dehesa piedras talladas por el hombre...
Mojón que señala el límite del Monte de Utilidad Pública. A la derecha, el Arroyo de la Villa de Fuentidueña antes de abandonar la Dehesa y entrar en  la finca "Herrén de Monteros".
Piedra cuadrangular y con agujero central encontrada en la Dehesa Vieja. ¿ tapa de alcantarilla? 
Pilón de la Dehesa Vieja, cerca del polígono ganadero. 
Pasemos a los portillos, las puertas o pasos para el ganado entre fincas.
Portillo entre la Dehesa Vieja y Robledillo. Al fondo, La Pedriza.
Restos de un antiguo portillo, hoy cegado, en la rotonda del Polideportivo Municipal, en la carretera de Cerceda.
Y hablando de portillos, las piedras hablan de la historia en la Dehesa Vieja. Pero también gritan, y se quejan.

El pasado mes de agosto de 2013 los responsables del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Moralzarzal dieron orden de eliminar un trozo del muro de piedra que protege la Dehesa Vieja. Sin permiso, sin atender a razones y aún sabiendo que están ante un monte de utilidad pública deslindado y amojonado, registrado ante catastro y protegido por una ley nacional y otra autonómica.
Trozo de muro de piedra de la Dehesa Vieja destruido el pasado mes de agosto de 2013
por orden del Sr. Alcalde de Moralzarzal.
 Tras la denuncia correspondiente, la Guardería Forestal de la Comunidad de Madrid procedió a denunciar al Ayuntamiento y paralizar y precintar las obras.
La Plataforma Ciudada Salvemos La Dehesa no ha tardado en actuar:

Y los hechos están siendo denunciados por los vecinos ante la Comunidad de Madrid:

Las piedras y los fresnos de la Dehesa Vieja tienen cosas que decir. Pero si hay algunos que no quieren o no saben escuchar, ahí están los vecinos de Moralzarzal para alzar su voz...

OYE ¡¡¡
la dehesa no se toca, 
!NO AL CAMPO DE GOLF¡

miércoles, 14 de agosto de 2013

La ilusión se llamó Manuela Rejas, nació en Moralzarzal y era violeta

Manuela Rejas García nació en Moralzarzal y fue la primera mujer con carné de ilusionista de España.


Manuela Rejas
Foto: http://mujeresimprescindibles.blogspot.com.es/2011/02/manuela-rejas-por-mercedes-gonzalez.html
Yo nací maga. Mi padre quería un hijo, le falló el truco y le nació una hija… De muy pequeña, con 5 años, ya hacía trucos y tonterías con los otros niños. Soy ilusionista de nacimiento”.

Sus padres, Bonifacio Rejas y Águeda García Muñoz, se casaron en Moralzarzal el 29 de marzo de 1924. Bonifacio era natural de Colmenar Viejo. Los padres de Águeda, nacida en Moralzarzal, eran de Becerril y Guadarrama.

Manuela vino al mundo en Moralzarzal ese mismo año, el 14 de diciembre de 1924. Fue la mayor de 4 hermanos. Pero Pablo, el segundo hijo de Bonifacio y Águeda, moriría a los 5 meses; María Sagrario, la tercera, fallecería a los 3 meses. Habría un cuarto nacimiento,  María de la Fuencisla, que nació el 10 de diciembre de 1929.

La ilusión vivió horas bajas en la infancia de Manuela. Durante la Guerra Civil, y con el avance de las tropas franquistas, su familia tuvo que seguir el rumbo errático de muchos evacuados: Madrid, Valencia, Teruel... “Cuando acabó la guerra, lo que quedamos en esas zonas eramos los malos, y así nos trataban, y marcaban nuestros carnets con la R de “rojos”. No había de dónde comer. Los que habéis nacido después no os podéis imaginar siquiera lo que fue aquello. No queráis unos tiempos como los que vivimos nosotros.

Con esperanza y espíritu de lucha, Manuela alcanzaría su sueño de ser ilusionista, de hacerse a sí misma hasta convertirse en una persona que va repartiendo ilusión allí donde aparece. Según cuenta Manuela en una entrevista, la ilusión la recogió de la maleta de un mago ajusticiado por las tropas franquistas y del baúl americano de Iris -su eterna amiga y mentora- la que la ayudó a convertirse en “La Maga Violeta”.

Al poco de terminar la guerra, en 1940, con su carné de ilusionista (la primera mujer en España con este “título”) empieza a pisar los escenarios, no sin problemas. “Mi primera actuación fue con 16 años, en teatros pequeños, en cafés, vendiendo rifas, lo que fuera por estar en aquel mundillo. Así, hasta que pude meter la cabeza en el circo, para lo que me tuve que sacar el carnet de trabajadora del espectáculo. Primero me decían que, como era mujer, tenía que hacer de ayudante. Y no, quería ser yo la que hiciera los números.

No sólo tuvo que lidiar con la incomprensión de su familia, sino también con una sociedad de posguerra, un mundo que, antes de ella, nunca había visto a una mujer ejerciendo el ilusionismo. “Yo siempre he sido libre, lo que se me metía en la cabeza no paraba hasta que lo conseguía”.

El circo fue su vida. Bajo la carpa, Manuela Rejas –que se presentaba como La Maga Violeta- ha hecho magia de todo tipo, mentalismo y telepatía, también ha sido presentadora y payasa (“Payaso lo soy aún”, afirmaba en una entrevista). “Estuve en muchos, en el Corzana que, como tantos circos, era como una familia. Allí era feliz. También en el Imperial, el Pompeya, el Chino, que era maravilloso, el Price, donde coincidí con Pompof y Teddy. Era muy bonito, no eres gran protagonista de nada pero te encuentras muy cómoda. ¿Que qué hacía en el circo? De todo: colocaba las sillas, como tenía buena voz fui locutora, tuve un número de payasos...”.

En 1948 pasó por el circo un sargento de la Marina y se enamoró de mi”. Y dejó el Ejército, se quedaron los dos en el circo y tuvieron cinco hijos. “Hasta 1968, que me retiré de forma profesional, aunque no dejé de ser maga o ilusionista nunca”.

Viajó por toda España y por otras partes del mundo, con su marido y con una familia que fue creciendo. Hasta que llegaron los accidentes y el cáncer, y tuvo que abandonar el circo y aprender a sobrevivir con mil y una profesiones con las que fue saliendo adelante poco a poco.
Manuela Rejas leyendo un relato ganador en un concurso en el que fue premiada en los últimos años de su vida
Foto: http://mujeresimprescindibles.blogspot.com.es/2011/02/manuela-rejas-por-mercedes-gonzalez.html


En 1980 llegó, por casualidad, a Veguellina de Órbigo (León). Allí se enamoró de su río y decidió quedarse. En Veguellina, Manuela estuvo actuando para los amigos, para los ancianos de los asilos de su comarca, casi hasta su muerte, pese a que había pasado unos años con la salud muy quebrada después de superar un cáncer y 13 operaciones. Pero Manuela lo tenía muy claro: “Yo tenía lo mío pero no quería amargar la vida a nadie contándole mis penas, no soy así,las gentes del circo hemos nacido para hacer felices a los demás y ésa sigue siendo mi ilusión”, nos confesaba cuando ya había superado los 80 años y se preparaba para acudir a otra residencia de ancianos. “Yo sigo preparando mis actuaciones con el mismo cariño de siempre, con el mismo cariño que ellos me regalan los aplausos y los comentarios”.

Manuela Rejas, en junio de 2008
Foto: http://uncajonrevuelto.com/?p=532
En estos años Manuela escribe y publica libros como “Mil historias”, “Cuentos reunidos” o “15 historias en carne viva” en la que evoca sus vivencias de la posguerra. Su última actuación, a la edad de 83 años, tuvo lugar el 12 de octubre de 2007. En 2008 recibió el Premio de Honor “Dama Mágica 2008″ en la tercera edición del Festival Internacional de Dames Màgiques.

El documental “Violeta y el Baúl Americano”, de las directoras Luna Baldallo y Rocío González, narra las peripecias, los trucos y las trampas de Manuela Rejas para vivir en un inhóspito mundo hecho por hombres para hombres. El pre-estreno, en Veguellina de Órbigo el 20 de septiembre de 2008, contó con la presencia de Manuela, que pudo dar unas palabras de agradecimiento. En la primera aparición de Manuela en la película declara “Yo nací en Moralzarzal, un pequeño pueblo de la sierra madrileña.

Cartel del documental "Violeta y el Baúl Americano", sobre la vida de Manuela Rejas
Manuela Rejas falleció el 6 de marzo de 2010 en Veguellina de Órbigo. Dos días después, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sus cenizas fueron arrojadas al río Órbigo.

Los que han conocido a La Maga Violeta dicen que era una mujer excepcional, hablan de su fuerza, de su energía, de su carácter, de su carácter pionero,... 

El 14 de marzo de 2014, en SORCAS, la Maga Violeta fue homenajeada por los vecinos de su pueblo. Es lo menos que podíamos hacer.



Agradecimientos: a Eduardo Álvarez, por descubrir a Manuela y regalarme la historia; a Antonio Zárate, por rebuscar datos, nombres y fechas sobre la genealogía de Manuela; a Paco Tovar, productor del documental Violeta y el Baúl Americano, por hablarme de Manuela y apoyar próximas iniciativas en Moralzarzal. Y disculpas a todos los firmantes de los blogs y entrevistas a quienes, literalmente, he fusilado textos, declaraciones y comentarios sobre la vida de Manuela Rejas.

Fuentes utilizadas para la elaboración de este post:

- Manuela Rejas. Mujeres Imprescindibles. Entrada de Mercedes González Rojo en el Blog de Lyceum Club María Zambrano.
- La Crónica de León, 07/01/2011. El día de la ilusión sin la ilusionista
- Manuela Rejas, la Maga Violeta. Blog “Un cajón revuelto”, de Gloria Arbonés.
- Violeta, La Maga. Un artículo de María Gómez en el Blog “La Trinchera”, de Manuel Rubiales.
- Promo “Violeta y el Baúl Americano”.
- Pre-estreno de “Violeta y el Baúl Americano”



domingo, 9 de junio de 2013

Obuses, granadas y otras cosas que cruzan nuestro cielo

Eran las 18:20 de la tarde del martes 25 de mayo de 1976 cuando un proyectil de 6 kilos de peso alcanzó el piso superior de “El Rocío”, una vivienda en el número 15 de la calle Madrid, en Moralzarzal.

Allí vivía María Domínguez González, de 65 años. Entre su sobrina Asunción y su vecina, Angelita Rivas, pudieron sacar a María de entre los escombros y llevarla, malherida, hasta el médico del pueblo Alberto Fujimoto.
Foto y pie de foto de la noticia sobre el proyectil caído en Moralzarzal el 25 de mayo de 1976.
Fuente: ABC, 26/05/1976 
Pero no era la primera vez que una bomba caía sobre Moralzarzal.

Años antes - la censura de la época se ocupara de que no quede constancia de este hecho - un obús había impactado en un chalet de la parte alta de Moralzarzal, cerca de la escuela, lugar que quedaría bautizado desde entonces como el “Hotel del Obus”. Las crónicas periodísticas de estos  sucesos de 1976 recogerán también el caso de Julián Martín, al que un proyectil le amputó los dedos anular y meñique de una mano en la zona de La Berzosa, entre Moralzarzal y Hoyo de Manzanares.

No fue el primero...pero tampoco sería el último. En la mañana del martes 28 de octubre de 1980, entre doce y veinte proyectiles lanzados desde cañones de 155 mm impactaron sobre el casco urbano de Moralzarzal. No causaron heridos, los proyectiles no llevaban carga explosiva, pero sí graves daños en varias viviendas.

El bombardeo se produjo entre las 11:00 y las 11:30 horas, media hora durante la cual el entonces alcalde, Jesús González, intentó infructuosamente contactar con el responsable del Regimiento de Hoyo de Manzanares y el Gobierno Civil.

Por fin, a las 12:00 de la mañana, el alcalde consiguió que el comandante del campo de tiro ordenara la paralización de los ejercicios de tiro.
Pantallazo de la web de la Hemeroteca de El País, con la noticia del 29 de octubre de 1980, sobre  el bombardeo de Moralzarzal.

Ahora sí, la prensa recogerá ampliamente el descontento y temor de los vecinos por hechos que se habían venido repitiendo “4 o 5 veces en los últimos años”.

El bombardeo de octubre de 1980 dejó tres viviendas afectadas, sin que hubiera acuerdo sobre el número de proyectiles que cayeron sobre el núcleo urbano:En una de las viviendas, la granada penetró por el techo del garaje, se introdujo en la cocina y finalmente salió al jardín. A su paso destruyó gran parte de la cocina y rompió los cristales del invernadero. Afortunadamente, en ella no se encontraba persona alguna. En otra vivienda, (...), la granada hizo blanco en el balcón y rebotó hacia fuera, agujereando la terraza del piso superior, donde había una bombona de butano que no fue alcanzada. En la vivienda afectada, un primer piso, los ladrillos salieron despedidos hacia el interior y destrozaron algún electrodoméstico. Finalmente, otra granada cayó en la carretera y, al rebotar, se introdujo por la ventana de otra vivienda, causando numerosos daños en varias habitaciones” (El País, 29/10/1980).

El Ministerio de Defensa, que indemnizó a los damnificados, valoró los desperfectos en 2.077.000 pesetas.
Proyectil sin espoleta fotografiado en el campo de tiro de El Palancar. Autor: Miguel Ángel Soto
Por estos hechos, el Director del Polígono, el Coronel de Ingenieros Marcial Espinosa Cilla sería sancionado con catorce días de arresto domiciliario.

El responsable directo de las pruebas de tiro, el teniente coronel Manuel Torres Banquero, sería sancionado con dos meses de arresto en prisión militar, castigo "máximo" según fuentes castrenses recogidas por la prensa.

La prensa recogerá también, las explicaciones de los responsables del Ejército: el error se produjo al aplicar un ángulo de tiro a proyectiles que, al carecer de carga explosiva, describieron una trayectoria inesperada y, tras rebotar en el objetivo (sic), fueron a caer sobre Moralzarzal, a 1,6 kilómetros de los límites del terreno militar.

El revuelo causado por este hecho provocó que el Partido Socialista presentara una pregunta parlamentaria en el Congreso de los Diputados, pregunta que fue respondida por Rafael Arias Salgado, Ministro de la Presidencia. Éste resolvió que el campo de tiro era seguro, que los accidentes eran una excepción y que se nombraría una comisión para la mejora de las medidas de seguridad. A partir de entonces, las prácticas con “material pesado” serían prohibidas en el campo de maniobras de El Palancar.

En agosto de 1990 un proyectil disparado durante unas maniobras militares en El Palancar originó un incendio forestal que se extendió hasta quemar cerca de 300 hectáreas de pasto y monte bajo (robles y encinas), afectando a los términos de Cerceda, Moralzarzal y Hoyo de Manzanares. El grupo ecologista AEDENAT denunció los riesgos de este tipo de ejercicios de tiro en plena época estival.

Hoy en día, y según la Revista Ejército (nº 800, 2007), la zona de caída de proyectiles, el campo de lanzamiento de granadas y los dos campos de tiro de armas portátiles de mayor utilización, se encuentran rodeados de un cortafuegos de 30 metros que se denomina anillo de fuego o cortafuegos principal. No está autorizado el fuego antiaéreo ni desde aviones, así como munición trazadora, fumígena, incendiaria, iluminante o espoletas graduadas en tiempo (un eufemismo, este último, de las mortíferas bombas de racimo).

La idea de ceder terrenos municipales al Ejército es una idea 100% cebollera. En las actas del pleno del Ayuntamiento de Moralzarzal del 24/04/1920 se acuerda ponerse en contacto con el Diputado en Cortes del Distrito, el Sr. Marqués de Torrelaguna, para que influyera en la ubicación de un campo de militar dentro de nuestra jurisdicción. En esas fechas, según se interpreta por el contenido de las actas, ya se había practicado un estudio por parte de una Comisión del Estado Mayor del Ejército para establecer cuartel y campo de experimentación para el Batallón de Instrucción de prácticas militar. En 1921, nuevamente, las actas reflejan la predisposición municipal a este proyecto por seraltamente beneficioso para los intereses de este pueblo”.

Pero será después de la Guerra Civil, en el periodo comprendido entre 1948 y 1959, cuando se expropiarían 1.884 Ha pertenecientes a los términos de Moralzarzal (981 Ha), Hoyo de Manzanares (679 Ha.), El Boalo (135 Ha., en el enclave de Navahuerta) y Becerril de la Sierra (89 Ha., en el enclave de El Serrejón). Es Moralzarzal, por tanto, el término municipal más afectado por esta instalación militar.
Localización  del campo de tiro de El Palancar, y terrenos afectados pertenecientes al término municipal de Moralzarzal.
Mapa de localización del campo de tiro de El Palancar según la Revista  Ejército nº 800, que circunscribe  los terrenos expropiados por el Ejército a una zona reducida y próxima a la finca El Palancar. El mapa o croquis es, claramente, muy deficiente.
Ya hemos contado en este blog que, durante la Desamortización de Madoz, la finca de Los Serrejones (finca De Propios propiedad del Ayto de Moralzarzal), de 300 hectáreas, había pasado a manos privadas. Un siglo después la finca sería expropiada por el Ministerio de Defensa.

También formarán parte del campo de maniobras militar terrenos privados, como la finca de El Palancar. Según Antonio Zárate (http://www.conocermoralzarzal.es/fuentes.htm), la finca de "El Palancar", con sus establos y cuadras, fue hasta principios del siglo XIX propiedad de Aniceto González González y luego pasó a manos de D. Emilio Riaño, notario de Colmenar Viejo. Las Casas del Palancar son también denominadas “Casas del Notario”, y el topónimo El Palancar, una vez expropiada la finca, dará nombre al polígono de tiro.

Canto Canchado (61 Ha, en los límites del municipio con la Sierra de Hoyo), y Canto Hastial (66 Ha, en el límite con Collado-Villalba) son algunos de los nombres de los terrenos propiedad del Ayuntamiento de Moralzarzal que fueron también expropiados para su inclusión en el campo de tiro.
Vista del campo de tiro de El Palancar desde las cumbres de Hoyo de Manzanares, dirección Noroeste.
Al fondo, de izquierda a derecha: 1- Peña Cardil; 2 - Becerril; 3 - Siete Picos; 4 - Cerceda; 5 - Mataelpino; 6 - La Maliciosa.
Fuente: Revista Ejército nº 800.
Aunque la superficie inicial fue de 1.884 Ha, posteriormente hubo pequeñas adiciones hasta sumar la extensión de 2.183 Ha. La cifra más reciente y de la fuente más fiable, el Ministerio de Defensa, dice que el campo de maniobras y tiro de El Palancar tiene una superficie de 2.053 Ha.
Vista del campo de tiro de El Palancar (posiblemente desde el mismo punto que la foto anterior) pero en dirección Oeste.
De izquierda a derecha: 1- Silla del Diablo; 2 - Canto Hastial; 3 - Portillo de La Mina; 4 - Altos de Camenciano.
Fuente: Revista Ejército nº 800.
El campo de maniobras y tiro de El Palancar se encuentra incluido en su totalidad dentro de los límites de un espacio natural protegido, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Y estos terrenos albergan una buena y variada representación de matorrales mediterráneos propios del piedemonte de la Sierra, con varios enclaves con restos del alcornocal que tapizó la Sierra de Hoyo de Manzanares en la antiguedad.

El campo de tiro también acoge restos de interés arqueológico, como algunas tumbas antropomorfas en el paraje de Matalasgrajas y los restos de una torre circular de origen árabe, que ha dado nombre al lugar, el Collado de la Torrecilla. A esos restos, conocidos y documentados, habría que sumar las ruinas del Establecimiento y manantial de aguasminero-medicinales de La Fe, en el Portillo de La Mina.

Y este espacio ha sido también escenario de algunos episodios de la historia reciente de España, como el que acaeció el sábado 27 de septiembre de 1975, cuando tuvieron lugar en el campo de tiro de El Palancar algunas de las últimas ejecuciones del franquismo. En esta fecha, entre las 9:10 y las 10:05, son ejecutados en la hondonada de Matalasgrajas los miembros del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) Ramón García Sanz (27 años), José Luis Sánchez Bravo (22 años), y José Humberto Baena (24 años).
Collage con noticias de prensa sobre el fusilamiento de los miembros del FRAP en septiembre de 1975

En un contexto de contestación social y con un régimen muy debilitado, estas ejecuciones levantaron una ola de protestas y condenas contra el gobierno de España dentro y fuera del país. Se hicieron varios intentos para evitar las ejecuciones, incluyendo una petición del Papa Pablo VI. Algunos presidentes de gobierno pidieron la expulsión de España de las Naciones Unidas y 12 países occidentales retiran sus embajadores en Madrid. La respuesta del régimen fue la convocatoria de una manifestación de adhesión en la madrileña plaza de Oriente, en la que Francisco Franco, ya muy deteriorado físicamente, fue acompañado por el entonces príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI.

Pero no solo sobrevuelan proyectiles en El Palancar, ni todo huele a pólvora en este enclave.

Entre los valores ambientales de El Palancar es obligado  mencionar la presencia del águila imperial ibérica (Aquila adalberti), una rapaz endémica de la península ibérica catalogada en peligro de extinción, que utiliza el campo de tiro como zona de cría. Precisamente, por la presencia constante de esta bella ave en el cielo de nuestro término municipal, Moralzarzal, podría formar parte de la Red de Municipios por eláguila imperial ibérica.
Águila imperial ibérica (Aquila adalberti)
Concluyendo. Que sobre nuestras cabezas y en nuestro terreno municipal vuelan cosas muy dispares, obuses y águilas imperiales. Estas últimas, las águilas imperiales, campean por nuestros montes y dehesas y necesitan de espacios abiertos como la Dehesa Vieja o Los Praderones. Otra razón más para seguir defendiendo nuestros montes de utilidad pública y nuestros espacios verdes todavía no urbanizados.

Área de distribución del águila imperial ibérica en la península, en la que se incluyen una gran parte de los municipios madrileños del piedemonte y el sector oeste de la Sierra de Guadarrama, como Moralzarzal.
Fuente: SEO/Birdlife
Fuentes:



domingo, 19 de mayo de 2013

Lino, linares, linarejos

El lino es una de las fibras textiles más antiguas, y se extrae del tallo de la planta del mismo nombre (Linum usitatissimum). Se han encontrado restos de tela de lino en asentamientos prehistóricos lacustres en Suiza y recubriendo las momias egipcias de más de 4500 años de antigüedad.
Cosecha de lino en el Antiguo Egipto
Aunque hemos encontrado citas al cultivo del lino en la vecina localidad de Guadarrama datadas en 1580, fue durante el siglo XVIII cuando la industria del lino creció de manera importante en España y toda Europa, entrando en crisis cuando el algodón desplazó al lino como la fibra más importante y de mayor uso y cuando, además, se inventó la hilatura mecánica y llegó la revolución industrial al sector textil. Aunque en zonas como Galicia, por ejemplo, la industria del lino sobrevivió hasta mediados del siglo XX.

Con la fibra de lino se elaboraron hilos de distintas calidades y grosores y con ellos se podían hacer multitud de tejidos: telas (mediante telares), encajes, calceta, ganchillo, bordados, etc. Era la fibra textil más versátil. Además de como prenda de vestir y en hogar, el lino tiene aplicaciones técnicas en forma de lienzos de pintor. La linaza, el aceite de lino, es también conocido por sus usos y propiedades; entre ellas, la de proporcionar tinta negra para la seda, aceite para pintura, pasta para vidrieras, etc.
Linar, cultivo del lino
El cultivo del lino fue muy relevante en Moralzarzal y otros pueblos vecinos, tanto que la toponimia se ha quedado impregnada de este pasado textil. Los buenos conocedores de la geografía cebollera reconocerán varias fincas con el nombre de Los Linares, Los Linarejos, Linar del Río, etc. Por Collado-Mediano discurre el Arroyo de los Linos del Soto; y el Arroyo de los Linos, que nace en Guadarrama y atraviesa Alpedrete, se une al Arroyo de La Poveda en Collado-Villalba antes de sumarse a las aguas al río Guadarrama.

La toponimia habla del cultivo del lino en Moralzarzal, Los Molinos o Becerril, pero la venta de numerosas fincas con el nombre de “linar” durante la desamortización delata el cultivo generalizado, en rotación con cebada y trigo, en prácticamente todos los pueblos de la comarca. Dado que el cultivo del lino necesitaba de cierta humedad, los suelos del piedemonte de la Sierra de Guadarrama, con abundantes aguas primaverales, resultaron propicios para su expansión. En el caso Cerceda-El Boalo-Mataelpino se cultivó lino hasta mediados del siglo XIX.

Además del cultivo del lino, nuestros pueblos contaban con telares para la confección de tejidos. Durante el siglo XVIII, cada una de las poblaciones de Moralzarzal, Collado-Villalba o Los Molinos contaban con un “tejedor de lienzos” de lino, habiendo tres sastres en Moral, uno en Collado-Villalba y ninguno en Los Molinos. En la vecina Becerril, en el año 1751 había “tres oficiales tejedores de lienzo” que en 1787 pasaron a ser siete. En otras localidades de la Sierra de Guadarrama, como Alameda del Valle (Valle del Lozoya), la producción de paños de lino constituyó la industria más importante durante el siglo XVIII, contando con cinco tejedores. También se cita esta industria en Navalagamella, Braojos, etc.

En Moralzarzal, y dado el gran número de fincas con los topónimos linar, linares y linarejos, es de suponer que este cultivo tuvo una relevancia económica importante durante el siglo XVIII, y que nuestra localidad vivió una especialización del espacio productivo en la producción de fibra de lino para la fabricación de paños. 

Mapa de detalle con algunos de los topónimos vinculados al cultivo del lino en Moralzarzal: "Los Linares" (al norte de la Urbanización La Herradura) y "Los Linarejos" (al suroeste del núcleo urbano de Moralzarzal)
Durante los procesos desamortizadores del siglo XIX, en especial la desamortización de Godoy que puso fin en 1802 a la propiedad de las Obras Pías y Capellanías, se subastaron en Moralzarzal un buen puñado de fincas donde se cultivaba el lino: Los Linares, Linar de los Caballos, Linar del Rincón, Linar de la Reguera, Linar Grande, Linares de la Mata de Pino, Linar de La Nava, Linar de Catalina, Linar de la Casa, Linar del Regajo, Linar del Casar, etc.

Calle Linar del Río y Urbanización Linar de la Maliciosa, situados inmediatamente al sur del río Navacerrada.
Autor: Miguel Ángel Soto
En 1822, los ingresos anuales de la Parroquia de Moralzarzal procedente de sus propiedades en el año era de 569 reales, y procedían en parte del arriendo de siete linares.
Linar del Abuelo, finca situada en la zona de "Los Linares", al sur del Río Navacerrada, en la carretera  de Moralzarzal al cruce de El Retamar. Autor: Miguel Ángel Soto
En resumen, hemos identificado cuatro zonas llanas e inundables donde hubo cultivo de lino: inmediatamente al sur del río Samburiel o Navacerrada, donde hoy se ubica la urbanización el Linar de la Maliciosa; la zona de Los Linares, al norte de las urbanizaciones Herradura y Herradurita; en los prados y cercas donde hoy se ubican el Colegio San Miguel Arcángel y el Instituto; y a continuación de estos, la finca de Los Linarejos.

El cultivo del lino dejó su impronta en la toponimia, pero también los procesos derivados de su utilización. Unos de los elementos imprescindibles para la obtención de la fibra de lino son “las pozas”, depresiones elaboradas por el hombre, en las cercanías de la cacera, que se llenaban de agua hacia el mes de octubre. Las pozas generalmente se situaban en un lugar propiedad del ayuntamiento o concejo, las llamadas “cercas de las pozas”, que eran espacios cerrados al ganado dada la toxicidad de estas aguas para las bestias. En ellas, una vez llenas, se sumergían los haces de lino sin la “grana” (la semilla) para que la planta se macerara o “cociera”, durante unas tres o cuatro semanas. Este proceso se llamaba “empozado” y el resultado era que se separaban las fibras de la materia cortical, facilitando su posterior tratamiento. Casi con seguridad, estas pozas son las que dieron lugar en Moralzarzal a los topónimos “Prado de las Pozas” o “Cerro de las Pozas”.
Pozas de lino en Losana de Pirón (Segovia).
Fuente: http://blog.tenadadelmonte.es/category/lugares-de-interes/page/2/
Después de su “enriado”, inmersión en agua, y “trillado”, peinado de los haces de fibra, el tejido del lino seguía otro proceso, el abatanado, o bataneado de los lienzos. Se golpeaban para ablandarlos mediante un ingenio de madera, el batán, provisto de una rueda impulsada por medio de una corriente hidráulica que ponía en movimiento unos grandes mazos, también de madera, que batían con fuerza el tejido expuesto sobre un pilón. En la zona no hay evidencias de la presencia de batanes, aunque sí numerosos molinos a lo largo del río Guadarrama (“Los Molinos”), Navacerrada o en Manzanares el Real.

Entre las fincas de Propios (montes propiedad del Ayuntamiento de Moralzarzal) que se salvan de la desamortización de Madoz destaca la finca de Los Linares, de 44 Ha, inmediatamente al Sur del río Guadarrama, donde hoy existen varios topónimos y calles: Linar del Río, Los Linares, Linar del Abuelo. A finales de los años sesenta, el Ayuntamiento de Moralzarzal parceló y vendió esta finca, Los Linares, para su urbanización.

Hablemos ahora de otra gran finca, Los Linarejos,  a la que  la revista Pan y Toros describe en 1897 de esta manera: “la posesión denominada «Los Linarejos» está situada próximamente a tres kilómetros de Villalba, que más que pueblo importante es una aldeita que recuerda a las de las provincias. Próximos ya a Moralzarzal se ven las cercas de «Los Linarejos», y en la cumbre de un cerro descúbranse las corraletas y la pequeña plaza para tentar, y aun más arriba la casa con su amplio comedor y su espaciosa cocina”.

Los Linarejos fue una finca propiedad de las Obras Pías que pasó a manos de Julián de Fuentes a principios del siglo XIX. Julián de Fuentes fue regidor de Madrid que estuvo al frente del Distrito de Palacio de Madrid encargándose de los abastecimientos de la Corte. Vivió en Madrid hasta el año 1785, fecha a partir de la cual es contratado por la “Compañía de Filipinas” y destinado a China, donde residirá entre 1785 y 1803.  En 1803, durante la desamortización de Godoy, el poder e influencia de Julián de Fuentes en la Corte madrileña le permitió adquirir un buen número de bienes de obras pías: “una gran porción de cercas, prados de pasto, monte y labrantío, casa y pajares” en Moralzarzal, Navacerrada y Collado Villalba, con buen numero de cabezas de ganado - 90 vacas, 28 toros y 32 terneros, mas cabras y ovejas".

Julián de Fuentes seguirá viviendo en Madrid, donde se casó en 1807, y seguirá siendo Regidor perpetuo de la Capital. Pero como en el resto de procesos desamortizadores, la enajenación y subasta por parte del Gobierno de los bienes de las congregaciones religiosas, pondrá la gran finca de Los Linarejos en manos de terratenientes.
Entrada de la finca Los Linarejos. Autor: Miguel Ángel Soto
El lino, los linares y Los Linarejos son ya historia. Durante todo el siglo XIX, el uso del territorio y la pequeña actividad artesanal en torno a los tejidos de lino desapareció, en parte para dar paso a otros aprovechamientos más rentables, pero fundamentalmente por la irrupción de la industria textil basada en el algodón y la importación de tejidos manufacturados que resultaban mucho más competitivos.


Fuentes:

- Diario de Madrid, 22/07/1801, 27/08/1801 y 6/06/1802.
- HERNÁNDEZ, Mauro (1995). A la sombra de la Corona. Poder local y oligarquía urbana (Madrid, 1606-1808). Siglo Veintiuno de España Editores, S.A.
- MARTÍN, Jesús (2007). Historia de Moralzarzal. Ayuntamiento de Moralzarzal.
- MARTÍN, Jesús, (2005). La tauromaquia en Moralzarzal. Ayuntamiento de Moralzarzal.
- Pan y Toros, 1896 y 1897.
- Historia y tradiciones de Alameda del Valle. http://www.javier.org.es/alameda/historia.htm
- Lino de Galicia. http://www.linodegalicia.es/


sábado, 11 de mayo de 2013

Fray Simón de Moral Zarzál y el pozo del Milagro

Aquí va una  historia sobre un monje cebollero que vivió con posterioridad al Siglo de Oro de la Mística Española (Fray Luis de León, Juan de la Cruz, Teresa de Ávila y Pedro de Alcántara), pero que nos deja el regusto de esta época y de la tradición de las fuentes que curan. Hemos sabido de él a través de un un libro del siglo XVIII que habla de este monje franciscano de Moralzarzal

El monje franciscano Fray Simón de Moral Zarzál fue un monje vinculado a la vida y milagros de San Pedro de Alcántara, milagros donde el agua y sus virtudes tienen una presencia y significado central.

Pedro de Alcántara (Alcántara, 1499 - Arenas de San Pedro, 1562) fue un fraile franciscano español, beatificado por el papa Gregorio XV en 1622 y canonizado por Clemente IX en 1669. Su muerte se celebra cada 19 de octubre, en el aniversario de su muerte en Arenas de San Pedro (Avila) el 18 de octubre de 1562, a la edad edad de 63 años.

Se nombre laico era Juan de Garavito y Vilela de Sanabria, procedía de una familia noble y empezó los estudios de derecho en la Universidad de Salamanca, abandonándolos para tomar los hábitos franciscanos en 1515 en el convento de San Francisco de los Majarretes, cerca de Valencia de Alcántara, donde toma el nombre de Fray Pedro de Alcántara. Fue un gran viajero por tierras avulenses y extremeñas, generalmente a pié y descalzo. En 1560 se encuentra en Ávila con Santa Teresa y entre ambos santos surge una profunda y sincera amistad: en adelante, él es el consejero fiel de la santa y quien la orienta y le da el impulso definitivo para iniciar la reforma del Carmelo; y fray Pedro abre su corazón a la Madre Teresa, que será su primer biógrafo, dedicándole tres capítulos de su autobiografía.
San Pedro de Alcántara
El agua es el eje central de los prodigios de Pedro de Alcántara. El primero de ellos ocurre en el invierno de 1515, tiene lugar cuando Pedro de Alcántara vieja por Extremadura para conseguir la licencia para entrar en la orden franciscana. Al llegar a la confluencia de los ríos Tiétar y Tajo, a la altura de la venta de la Bazagona, el fraile no puede cruzar el río debido a la crecida del río y a que la barca que unía ambas orillas permanecía en la margen opuesta. Juan de Sanabria hubo de detenerse “rogando al cielo remediase su aflicción y aguardando ocasión de pasaje pacientemente. No esperó mucho tiempo: inopinadamente se encontró a la otra orilla y dando gracias a Dios prosiguió contento y jadeante su camino, guardando en su corazón el singular favor del Señor”.

Este caminar sobre la corriente del río es el primero de los milagros que en relación con el agua se cuentan en el haber de este Santo, hechos recogidos en un artículo de José María Domingo Moreno en la Revista Folklore en 2009: Fray Pedro pasa sin mojarse el río Alagón por el punto donde éste recoge las aguas del Jerte. También atraviesa el río Tajo en su tránsito entre Coria y Garrovillas. El río Almonte, afluente del Tajo, también tiene a gala el que sus aguas fueran holladas por las plantas de Fray Pedro de Alcántara. Pero en este caso no anda sobre la superficie, sino que, con ocasión de una gran crecida, lo atraviesa por el vado como si fuera época de estío. Fray Pedro camina sobre las aguas del Guadiana cuando se dirige a atender el monasterio femenino de Jerez de los Caballeros. Fuera de Extremadura, el fraile atravesará el Duero a la altura de la “barca de Buycillo”, cuando iba a visitar los conventos de la custodia de Galicia.

Estos y otros milagros iban a ser tenidos en cuenta a la hora de decidir la canonización de Fray Pedro de Alcántara en 1669. Pero no son los únicos: se da el caso del árbol que brota al plantar Fray Pedro su seco bordón; la habilidad de hacer brotar fuentes en zonas inhóspitas, o cuando Fray Pedro de Alcántara ejerce su poder sobrenatural sobre una tormenta durante la celebración al aire libre de una eucaristía en la que los asistentes se vieron libres de la tempestad. En Santa Cruz de Paniagua, en cuyas proximidades hizo Fray Pedro vida eremítica durante los años de 1555 a 1557, se mantiene viva la tradición según la cuál el fraile derramó lágrimas de desconsuelo durante su ascensión a la cima de la Sierra de Santa Cruz, con una cruz de madera a cuestas. Las lágrimas en el suelo hicieron surgir un manantial al que llamaron Fuente de la Anea, fuente al que los pueblos de los alrededores atribuyen poderes medicinales, especialmente relacionados con los problemas del aparato locomotor, la anemia y la infertilidad.

Efectos medicinales caben achacarse igualmente a la fuente sita en la huerta del convento del Palancar, manantial que recibe el nombre de Fuente Milagrosa o Fuente de San Pedro. Al decir de los propios franciscanos, sus aguas han sanado a muchos enfermos. En Casas de Millán, las aguas de una salutífera fuente llamada Agua Santa, cercana a una ermita del mismo nombre, no resolvieron los problemas oculares de una niña, que sí logró Fray Pedro de Alcántara con una invocación e imposición de manos.

Tras la muerte de Fray Pedro, las fuentes milagrosas vinculadas a su mediación continuaron, aunque en menor medida, sanando a los enfermos que se proveían de sus aguas. Será a partir de este momento cuando comienzan a utilizarse otras aguas que se convierten en salutíferas al haber entrado en contacto con su cuerpo. Son las aguas que tocaron sus reliquias y por medio de las cuales se obraron una serie de milagros, que lógicamente tuvieron por marco la jurisdicción de Arenas, donde se encuentra su sepulcro. Es el caso de Juan Fernández, de Ramacastaña. Desahuciado por los médicos, los monjes del convento de San Andrés le proporcionaron agua pasada por la reliquia de Fray Pedro de Alcántara: “bevió della y en muy poco y breve tiempo cobró y tuvo entera y cumplida salud”.

Durante uno de sus viajes, Fray Pedro pasó por el pueblo avulense de Herredón de Pinares, donde se encontró con la fatalidad de que un niño se había caído a un pozo. Su madre desconsolada trataba de recuperar el cuerpo de su hijo al que daba ya por muerto. Fray Pedro y su acompañante, atando varias cuerdas las lanzaron al fondo del pozo y, llamando al muchacho por su nombre, le pidieron que cogiera la cuerda. Milagrosamente, el niño consiguió asir la cuerda y salir del pozo, entregando el fraile el niño a los brazos de su madre. La memoria de este suceso caló en los corazones de los vecinos y se hizo tradición.
Brocal del Pozo de los Milagros donde según la tradición obró el  milagro San Pedro de Alcántara.
Fuente: http://www.elherradon.es/
Y ahora entra en escena nuestro cebollero ilustre. 

En el año 1694, la tradición la perpetuó  “el celo de un religioso llamado Fray Simón de Moral Zarzal, del Real de Manzanares. Este agenció varias limosnas para la fábrica de una pequeña y devota ermita, en que aquel pueblo venera de asiento a su milagroso bienhechor de paso. En la referida ermita se encerró el pozo del milagro; y sus aguas son una perenne fuente de beneficios. Allí se venera por la devoción fervorosa una imagen de talla de San Pedro de Alcántara, para cuyo culto, y adorno adquirió varias alhajas el referido religioso; y los piadosos vecinos contribuyen con sus limosnas para sus continuos obsequios. En esa misma ermita hay un lienzo que describe el milagro ya referido”.
Ermita de San Pedro en Herredón de Pinares (Avila).
Fuente http://www.elherradon.es/
Cuando el cebollero Fray Simón construye la ermita en Herredón de Pinares sabía ya del poder de los manantiales con tradición popular, de las aguas que curan, de las aguas santas.... Cuando este fraile escucha el milagro del pozo y los beneficios que otorgan sus aguas, el conoce muy bien que en su pueblo natal, Moral y Zarzal, las aguas de la Fuente de la Salud, citada ya a principios del siglo XVI, son también fuente de sanación.
Imagen de San Pedro de Alcántara en el interior de la Ermita.
Fuente:  http://www.elherradon.es/

Entradas relacionadas: 

La Fuente de la Salud

Fuentes: 

Vida admirable del Phenix Seraphico, y Redivivo Francisco, San Pedro de Alcántara. Hijo legítimo del patriarca de los pobres evangélicos, y mejorado heredero de su Espíritu Apostólico, robusto atlante de la descaldez, y más estrecha observancia, valiente alcides del renovado Carmelo, Fundador de la Santa Provincia de San José, y de toda su posteridad portentosa, y Reformador de la Religión Seraphica. Tomo Tercero. Obra póstuma. Escrita por el Reverendo Padre Fray Diego de Madrid. Madrid, 1765. (Consultado vía books.google.es)

DOMINGUEZ MORENO, José María. San Pedro de Alcántara y los milagros del agua. Revista Folklore nº 337, Tomo 29, Año 2009, pp. 3-13. http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2543

Pedro de Alcántara.

Antonio Sánchez. Web no oficial de Herradón de Pinares http://www.elherradon.es/index_archivos/Page2562.htm