sábado, 11 de mayo de 2013

Fray Simón de Moral Zarzál y el pozo del Milagro

Aquí va una  historia sobre un monje cebollero que vivió con posterioridad al Siglo de Oro de la Mística Española (Fray Luis de León, Juan de la Cruz, Teresa de Ávila y Pedro de Alcántara), pero que nos deja el regusto de esta época y de la tradición de las fuentes que curan. Hemos sabido de él a través de un un libro del siglo XVIII que habla de este monje franciscano de Moralzarzal

El monje franciscano Fray Simón de Moral Zarzál fue un monje vinculado a la vida y milagros de San Pedro de Alcántara, milagros donde el agua y sus virtudes tienen una presencia y significado central.

Pedro de Alcántara (Alcántara, 1499 - Arenas de San Pedro, 1562) fue un fraile franciscano español, beatificado por el papa Gregorio XV en 1622 y canonizado por Clemente IX en 1669. Su muerte se celebra cada 19 de octubre, en el aniversario de su muerte en Arenas de San Pedro (Avila) el 18 de octubre de 1562, a la edad edad de 63 años.

Se nombre laico era Juan de Garavito y Vilela de Sanabria, procedía de una familia noble y empezó los estudios de derecho en la Universidad de Salamanca, abandonándolos para tomar los hábitos franciscanos en 1515 en el convento de San Francisco de los Majarretes, cerca de Valencia de Alcántara, donde toma el nombre de Fray Pedro de Alcántara. Fue un gran viajero por tierras avulenses y extremeñas, generalmente a pié y descalzo. En 1560 se encuentra en Ávila con Santa Teresa y entre ambos santos surge una profunda y sincera amistad: en adelante, él es el consejero fiel de la santa y quien la orienta y le da el impulso definitivo para iniciar la reforma del Carmelo; y fray Pedro abre su corazón a la Madre Teresa, que será su primer biógrafo, dedicándole tres capítulos de su autobiografía.
San Pedro de Alcántara
El agua es el eje central de los prodigios de Pedro de Alcántara. El primero de ellos ocurre en el invierno de 1515, tiene lugar cuando Pedro de Alcántara vieja por Extremadura para conseguir la licencia para entrar en la orden franciscana. Al llegar a la confluencia de los ríos Tiétar y Tajo, a la altura de la venta de la Bazagona, el fraile no puede cruzar el río debido a la crecida del río y a que la barca que unía ambas orillas permanecía en la margen opuesta. Juan de Sanabria hubo de detenerse “rogando al cielo remediase su aflicción y aguardando ocasión de pasaje pacientemente. No esperó mucho tiempo: inopinadamente se encontró a la otra orilla y dando gracias a Dios prosiguió contento y jadeante su camino, guardando en su corazón el singular favor del Señor”.

Este caminar sobre la corriente del río es el primero de los milagros que en relación con el agua se cuentan en el haber de este Santo, hechos recogidos en un artículo de José María Domingo Moreno en la Revista Folklore en 2009: Fray Pedro pasa sin mojarse el río Alagón por el punto donde éste recoge las aguas del Jerte. También atraviesa el río Tajo en su tránsito entre Coria y Garrovillas. El río Almonte, afluente del Tajo, también tiene a gala el que sus aguas fueran holladas por las plantas de Fray Pedro de Alcántara. Pero en este caso no anda sobre la superficie, sino que, con ocasión de una gran crecida, lo atraviesa por el vado como si fuera época de estío. Fray Pedro camina sobre las aguas del Guadiana cuando se dirige a atender el monasterio femenino de Jerez de los Caballeros. Fuera de Extremadura, el fraile atravesará el Duero a la altura de la “barca de Buycillo”, cuando iba a visitar los conventos de la custodia de Galicia.

Estos y otros milagros iban a ser tenidos en cuenta a la hora de decidir la canonización de Fray Pedro de Alcántara en 1669. Pero no son los únicos: se da el caso del árbol que brota al plantar Fray Pedro su seco bordón; la habilidad de hacer brotar fuentes en zonas inhóspitas, o cuando Fray Pedro de Alcántara ejerce su poder sobrenatural sobre una tormenta durante la celebración al aire libre de una eucaristía en la que los asistentes se vieron libres de la tempestad. En Santa Cruz de Paniagua, en cuyas proximidades hizo Fray Pedro vida eremítica durante los años de 1555 a 1557, se mantiene viva la tradición según la cuál el fraile derramó lágrimas de desconsuelo durante su ascensión a la cima de la Sierra de Santa Cruz, con una cruz de madera a cuestas. Las lágrimas en el suelo hicieron surgir un manantial al que llamaron Fuente de la Anea, fuente al que los pueblos de los alrededores atribuyen poderes medicinales, especialmente relacionados con los problemas del aparato locomotor, la anemia y la infertilidad.

Efectos medicinales caben achacarse igualmente a la fuente sita en la huerta del convento del Palancar, manantial que recibe el nombre de Fuente Milagrosa o Fuente de San Pedro. Al decir de los propios franciscanos, sus aguas han sanado a muchos enfermos. En Casas de Millán, las aguas de una salutífera fuente llamada Agua Santa, cercana a una ermita del mismo nombre, no resolvieron los problemas oculares de una niña, que sí logró Fray Pedro de Alcántara con una invocación e imposición de manos.

Tras la muerte de Fray Pedro, las fuentes milagrosas vinculadas a su mediación continuaron, aunque en menor medida, sanando a los enfermos que se proveían de sus aguas. Será a partir de este momento cuando comienzan a utilizarse otras aguas que se convierten en salutíferas al haber entrado en contacto con su cuerpo. Son las aguas que tocaron sus reliquias y por medio de las cuales se obraron una serie de milagros, que lógicamente tuvieron por marco la jurisdicción de Arenas, donde se encuentra su sepulcro. Es el caso de Juan Fernández, de Ramacastaña. Desahuciado por los médicos, los monjes del convento de San Andrés le proporcionaron agua pasada por la reliquia de Fray Pedro de Alcántara: “bevió della y en muy poco y breve tiempo cobró y tuvo entera y cumplida salud”.

Durante uno de sus viajes, Fray Pedro pasó por el pueblo avulense de Herredón de Pinares, donde se encontró con la fatalidad de que un niño se había caído a un pozo. Su madre desconsolada trataba de recuperar el cuerpo de su hijo al que daba ya por muerto. Fray Pedro y su acompañante, atando varias cuerdas las lanzaron al fondo del pozo y, llamando al muchacho por su nombre, le pidieron que cogiera la cuerda. Milagrosamente, el niño consiguió asir la cuerda y salir del pozo, entregando el fraile el niño a los brazos de su madre. La memoria de este suceso caló en los corazones de los vecinos y se hizo tradición.
Brocal del Pozo de los Milagros donde según la tradición obró el  milagro San Pedro de Alcántara.
Fuente: http://www.elherradon.es/
Y ahora entra en escena nuestro cebollero ilustre. 

En el año 1694, la tradición la perpetuó  “el celo de un religioso llamado Fray Simón de Moral Zarzal, del Real de Manzanares. Este agenció varias limosnas para la fábrica de una pequeña y devota ermita, en que aquel pueblo venera de asiento a su milagroso bienhechor de paso. En la referida ermita se encerró el pozo del milagro; y sus aguas son una perenne fuente de beneficios. Allí se venera por la devoción fervorosa una imagen de talla de San Pedro de Alcántara, para cuyo culto, y adorno adquirió varias alhajas el referido religioso; y los piadosos vecinos contribuyen con sus limosnas para sus continuos obsequios. En esa misma ermita hay un lienzo que describe el milagro ya referido”.
Ermita de San Pedro en Herredón de Pinares (Avila).
Fuente http://www.elherradon.es/
Cuando el cebollero Fray Simón construye la ermita en Herredón de Pinares sabía ya del poder de los manantiales con tradición popular, de las aguas que curan, de las aguas santas.... Cuando este fraile escucha el milagro del pozo y los beneficios que otorgan sus aguas, el conoce muy bien que en su pueblo natal, Moral y Zarzal, las aguas de la Fuente de la Salud, citada ya a principios del siglo XVI, son también fuente de sanación.
Imagen de San Pedro de Alcántara en el interior de la Ermita.
Fuente:  http://www.elherradon.es/

Entradas relacionadas: 

La Fuente de la Salud

Fuentes: 

Vida admirable del Phenix Seraphico, y Redivivo Francisco, San Pedro de Alcántara. Hijo legítimo del patriarca de los pobres evangélicos, y mejorado heredero de su Espíritu Apostólico, robusto atlante de la descaldez, y más estrecha observancia, valiente alcides del renovado Carmelo, Fundador de la Santa Provincia de San José, y de toda su posteridad portentosa, y Reformador de la Religión Seraphica. Tomo Tercero. Obra póstuma. Escrita por el Reverendo Padre Fray Diego de Madrid. Madrid, 1765. (Consultado vía books.google.es)

DOMINGUEZ MORENO, José María. San Pedro de Alcántara y los milagros del agua. Revista Folklore nº 337, Tomo 29, Año 2009, pp. 3-13. http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2543

Pedro de Alcántara.

Antonio Sánchez. Web no oficial de Herradón de Pinares http://www.elherradon.es/index_archivos/Page2562.htm

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