domingo, 9 de junio de 2013

Obuses, granadas y otras cosas que cruzan nuestro cielo

Eran las 18:20 de la tarde del martes 25 de mayo de 1976 cuando un proyectil de 6 kilos de peso alcanzó el piso superior de “El Rocío”, una vivienda en el número 15 de la calle Madrid, en Moralzarzal.

Allí vivía María Domínguez González, de 65 años. Entre su sobrina Asunción y su vecina, Angelita Rivas, pudieron sacar a María de entre los escombros y llevarla, malherida, hasta el médico del pueblo Alberto Fujimoto.
Foto y pie de foto de la noticia sobre el proyectil caído en Moralzarzal el 25 de mayo de 1976.
Fuente: ABC, 26/05/1976 
Pero no era la primera vez que una bomba caía sobre Moralzarzal.

Años antes - la censura de la época se ocupara de que no quede constancia de este hecho - un obús había impactado en un chalet de la parte alta de Moralzarzal, cerca de la escuela, lugar que quedaría bautizado desde entonces como el “Hotel del Obus”. Las crónicas periodísticas de estos  sucesos de 1976 recogerán también el caso de Julián Martín, al que un proyectil le amputó los dedos anular y meñique de una mano en la zona de La Berzosa, entre Moralzarzal y Hoyo de Manzanares.

No fue el primero...pero tampoco sería el último. En la mañana del martes 28 de octubre de 1980, entre doce y veinte proyectiles lanzados desde cañones de 155 mm impactaron sobre el casco urbano de Moralzarzal. No causaron heridos, los proyectiles no llevaban carga explosiva, pero sí graves daños en varias viviendas.

El bombardeo se produjo entre las 11:00 y las 11:30 horas, media hora durante la cual el entonces alcalde, Jesús González, intentó infructuosamente contactar con el responsable del Regimiento de Hoyo de Manzanares y el Gobierno Civil.

Por fin, a las 12:00 de la mañana, el alcalde consiguió que el comandante del campo de tiro ordenara la paralización de los ejercicios de tiro.
Pantallazo de la web de la Hemeroteca de El País, con la noticia del 29 de octubre de 1980, sobre  el bombardeo de Moralzarzal.

Ahora sí, la prensa recogerá ampliamente el descontento y temor de los vecinos por hechos que se habían venido repitiendo “4 o 5 veces en los últimos años”.

El bombardeo de octubre de 1980 dejó tres viviendas afectadas, sin que hubiera acuerdo sobre el número de proyectiles que cayeron sobre el núcleo urbano:En una de las viviendas, la granada penetró por el techo del garaje, se introdujo en la cocina y finalmente salió al jardín. A su paso destruyó gran parte de la cocina y rompió los cristales del invernadero. Afortunadamente, en ella no se encontraba persona alguna. En otra vivienda, (...), la granada hizo blanco en el balcón y rebotó hacia fuera, agujereando la terraza del piso superior, donde había una bombona de butano que no fue alcanzada. En la vivienda afectada, un primer piso, los ladrillos salieron despedidos hacia el interior y destrozaron algún electrodoméstico. Finalmente, otra granada cayó en la carretera y, al rebotar, se introdujo por la ventana de otra vivienda, causando numerosos daños en varias habitaciones” (El País, 29/10/1980).

El Ministerio de Defensa, que indemnizó a los damnificados, valoró los desperfectos en 2.077.000 pesetas.
Proyectil sin espoleta fotografiado en el campo de tiro de El Palancar. Autor: Miguel Ángel Soto
Por estos hechos, el Director del Polígono, el Coronel de Ingenieros Marcial Espinosa Cilla sería sancionado con catorce días de arresto domiciliario.

El responsable directo de las pruebas de tiro, el teniente coronel Manuel Torres Banquero, sería sancionado con dos meses de arresto en prisión militar, castigo "máximo" según fuentes castrenses recogidas por la prensa.

La prensa recogerá también, las explicaciones de los responsables del Ejército: el error se produjo al aplicar un ángulo de tiro a proyectiles que, al carecer de carga explosiva, describieron una trayectoria inesperada y, tras rebotar en el objetivo (sic), fueron a caer sobre Moralzarzal, a 1,6 kilómetros de los límites del terreno militar.

El revuelo causado por este hecho provocó que el Partido Socialista presentara una pregunta parlamentaria en el Congreso de los Diputados, pregunta que fue respondida por Rafael Arias Salgado, Ministro de la Presidencia. Éste resolvió que el campo de tiro era seguro, que los accidentes eran una excepción y que se nombraría una comisión para la mejora de las medidas de seguridad. A partir de entonces, las prácticas con “material pesado” serían prohibidas en el campo de maniobras de El Palancar.

En agosto de 1990 un proyectil disparado durante unas maniobras militares en El Palancar originó un incendio forestal que se extendió hasta quemar cerca de 300 hectáreas de pasto y monte bajo (robles y encinas), afectando a los términos de Cerceda, Moralzarzal y Hoyo de Manzanares. El grupo ecologista AEDENAT denunció los riesgos de este tipo de ejercicios de tiro en plena época estival.

Hoy en día, y según la Revista Ejército (nº 800, 2007), la zona de caída de proyectiles, el campo de lanzamiento de granadas y los dos campos de tiro de armas portátiles de mayor utilización, se encuentran rodeados de un cortafuegos de 30 metros que se denomina anillo de fuego o cortafuegos principal. No está autorizado el fuego antiaéreo ni desde aviones, así como munición trazadora, fumígena, incendiaria, iluminante o espoletas graduadas en tiempo (un eufemismo, este último, de las mortíferas bombas de racimo).

La idea de ceder terrenos municipales al Ejército es una idea 100% cebollera. En las actas del pleno del Ayuntamiento de Moralzarzal del 24/04/1920 se acuerda ponerse en contacto con el Diputado en Cortes del Distrito, el Sr. Marqués de Torrelaguna, para que influyera en la ubicación de un campo de militar dentro de nuestra jurisdicción. En esas fechas, según se interpreta por el contenido de las actas, ya se había practicado un estudio por parte de una Comisión del Estado Mayor del Ejército para establecer cuartel y campo de experimentación para el Batallón de Instrucción de prácticas militar. En 1921, nuevamente, las actas reflejan la predisposición municipal a este proyecto por seraltamente beneficioso para los intereses de este pueblo”.

Pero será después de la Guerra Civil, en el periodo comprendido entre 1948 y 1959, cuando se expropiarían 1.884 Ha pertenecientes a los términos de Moralzarzal (981 Ha), Hoyo de Manzanares (679 Ha.), El Boalo (135 Ha., en el enclave de Navahuerta) y Becerril de la Sierra (89 Ha., en el enclave de El Serrejón). Es Moralzarzal, por tanto, el término municipal más afectado por esta instalación militar.
Localización  del campo de tiro de El Palancar, y terrenos afectados pertenecientes al término municipal de Moralzarzal.
Mapa de localización del campo de tiro de El Palancar según la Revista  Ejército nº 800, que circunscribe  los terrenos expropiados por el Ejército a una zona reducida y próxima a la finca El Palancar. El mapa o croquis es, claramente, muy deficiente.
Ya hemos contado en este blog que, durante la Desamortización de Madoz, la finca de Los Serrejones (finca De Propios propiedad del Ayto de Moralzarzal), de 300 hectáreas, había pasado a manos privadas. Un siglo después la finca sería expropiada por el Ministerio de Defensa.

También formarán parte del campo de maniobras militar terrenos privados, como la finca de El Palancar. Según Antonio Zárate (http://www.conocermoralzarzal.es/fuentes.htm), la finca de "El Palancar", con sus establos y cuadras, fue hasta principios del siglo XIX propiedad de Aniceto González González y luego pasó a manos de D. Emilio Riaño, notario de Colmenar Viejo. Las Casas del Palancar son también denominadas “Casas del Notario”, y el topónimo El Palancar, una vez expropiada la finca, dará nombre al polígono de tiro.

Canto Canchado (61 Ha, en los límites del municipio con la Sierra de Hoyo), y Canto Hastial (66 Ha, en el límite con Collado-Villalba) son algunos de los nombres de los terrenos propiedad del Ayuntamiento de Moralzarzal que fueron también expropiados para su inclusión en el campo de tiro.
Vista del campo de tiro de El Palancar desde las cumbres de Hoyo de Manzanares, dirección Noroeste.
Al fondo, de izquierda a derecha: 1- Peña Cardil; 2 - Becerril; 3 - Siete Picos; 4 - Cerceda; 5 - Mataelpino; 6 - La Maliciosa.
Fuente: Revista Ejército nº 800.
Aunque la superficie inicial fue de 1.884 Ha, posteriormente hubo pequeñas adiciones hasta sumar la extensión de 2.183 Ha. La cifra más reciente y de la fuente más fiable, el Ministerio de Defensa, dice que el campo de maniobras y tiro de El Palancar tiene una superficie de 2.053 Ha.
Vista del campo de tiro de El Palancar (posiblemente desde el mismo punto que la foto anterior) pero en dirección Oeste.
De izquierda a derecha: 1- Silla del Diablo; 2 - Canto Hastial; 3 - Portillo de La Mina; 4 - Altos de Camenciano.
Fuente: Revista Ejército nº 800.
El campo de maniobras y tiro de El Palancar se encuentra incluido en su totalidad dentro de los límites de un espacio natural protegido, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Y estos terrenos albergan una buena y variada representación de matorrales mediterráneos propios del piedemonte de la Sierra, con varios enclaves con restos del alcornocal que tapizó la Sierra de Hoyo de Manzanares en la antiguedad.

El campo de tiro también acoge restos de interés arqueológico, como algunas tumbas antropomorfas en el paraje de Matalasgrajas y los restos de una torre circular de origen árabe, que ha dado nombre al lugar, el Collado de la Torrecilla. A esos restos, conocidos y documentados, habría que sumar las ruinas del Establecimiento y manantial de aguasminero-medicinales de La Fe, en el Portillo de La Mina.

Y este espacio ha sido también escenario de algunos episodios de la historia reciente de España, como el que acaeció el sábado 27 de septiembre de 1975, cuando tuvieron lugar en el campo de tiro de El Palancar algunas de las últimas ejecuciones del franquismo. En esta fecha, entre las 9:10 y las 10:05, son ejecutados en la hondonada de Matalasgrajas los miembros del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) Ramón García Sanz (27 años), José Luis Sánchez Bravo (22 años), y José Humberto Baena (24 años).
Collage con noticias de prensa sobre el fusilamiento de los miembros del FRAP en septiembre de 1975

En un contexto de contestación social y con un régimen muy debilitado, estas ejecuciones levantaron una ola de protestas y condenas contra el gobierno de España dentro y fuera del país. Se hicieron varios intentos para evitar las ejecuciones, incluyendo una petición del Papa Pablo VI. Algunos presidentes de gobierno pidieron la expulsión de España de las Naciones Unidas y 12 países occidentales retiran sus embajadores en Madrid. La respuesta del régimen fue la convocatoria de una manifestación de adhesión en la madrileña plaza de Oriente, en la que Francisco Franco, ya muy deteriorado físicamente, fue acompañado por el entonces príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI.

Pero no solo sobrevuelan proyectiles en El Palancar, ni todo huele a pólvora en este enclave.

Entre los valores ambientales de El Palancar es obligado  mencionar la presencia del águila imperial ibérica (Aquila adalberti), una rapaz endémica de la península ibérica catalogada en peligro de extinción, que utiliza el campo de tiro como zona de cría. Precisamente, por la presencia constante de esta bella ave en el cielo de nuestro término municipal, Moralzarzal, podría formar parte de la Red de Municipios por eláguila imperial ibérica.
Águila imperial ibérica (Aquila adalberti)
Concluyendo. Que sobre nuestras cabezas y en nuestro terreno municipal vuelan cosas muy dispares, obuses y águilas imperiales. Estas últimas, las águilas imperiales, campean por nuestros montes y dehesas y necesitan de espacios abiertos como la Dehesa Vieja o Los Praderones. Otra razón más para seguir defendiendo nuestros montes de utilidad pública y nuestros espacios verdes todavía no urbanizados.

Área de distribución del águila imperial ibérica en la península, en la que se incluyen una gran parte de los municipios madrileños del piedemonte y el sector oeste de la Sierra de Guadarrama, como Moralzarzal.
Fuente: SEO/Birdlife
Fuentes:



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